India de nuevo




Del 5 al 10 de octubre de 1999

Agra

Esta mañana hemos paseado por la ciudad mongol de Fatehpur Sikri. Una bella luz iluminaba la arenisca roja de los edificios. Sobresaliendo entre ellos, un preciosos mausoleo de mármol. Estos edificios de mármol de Agra no producen la sensación de frialdad de los europeos; las celosías y los motivos florales incrustados o tallados hacen más cálida su belleza. En los alrededores, junto al esplendor de la ciudad, miseria, suciedad, pobreza; personas de todas las edades intentando machaconamente vender cualquier cosa hasta tener que decirles, casi gritarles, que quiero estar sola.



Orgía de colores, texturas y composiciones en las tiendas de los Ghats.

Todo lo que leo últimamente y gran parte de mis pensamientos tiene que ver con este país que no acabo de comprender, que a veces me enerva, a veces me entristece como el otro día en la estación de Varanasi, a veces me cansa pero por el que no siento rechazo alguno.

La historia y la situación social de India están regidas por la teoría del karma y la reencarnación. Es prácticamente imposible por parte del pueblo rebelarse, ni siquiera aspirar a una mejora social. Lo que tengo como una incógnita es saber qué ocurre actualmente entre la gente de la calle cuando han llegado influencias culturales, políticas, del modo de vida no sólo occidental sino de otros países asiáticos que están saliendo adelante. Leyendo el Bagavad Gita y otros textos antiguos pienso si no hay un cierto desprecio por la vida tanto por el que está en una buena posición económica o social como por el que tiene que salir de la pobreza.


Delhi - Amrisat

Madrugamos. Cada vez me gusta más esta hora del amanecer. Una luz tenue ilumina los campos y los verdes aparecen suaves, casi desvaídos. Es una hora mágica que dura muy poquito. Estoy muy a gusto, miro el paisaje, cruzamos algunas palabras, algún pensamiento en voz alta y leo, termino La India literaria, muy completo e interesante. Otro autor a leer: Eliade, Aspectos del mito, trata el tema de la literatura tradicional oral a partir de la mitología comparada.

El Punjab, zona con predominio de población sikh, es la región más rica de India, parece que, más que por los recursos naturales, por el trabajo y la capacidad de sus habitantes.





Alberto
Hoy, ya en Varanasi, de vuelta de un largo paseo por las callejas tintadas con los colores decadentes de la Venecia más húmeda (preciosas imágenes, colores, musgos, desconchones, amarillos tostados, rojos tabaco, gamas de ocres creados por el viento y la lluvia) veo derrumbarse definitivamente esa alegoría místico romántica que viví desde lejos y que me dejó la impronta de mi primer viaje a este país; hoy India ha terminado de quitarse esa careta que se vende en occidente envuelta en yoga y prácticas y pensamientos místicos. Los indios están orgullosos de su bomba atómica, Ghandi murió hace medio siglo, por sus calles circulan charlatanes y mafiososo a montones. Imposible volver a la inocencia de mi primera visión.






Guille, Cork
Magnífico, emotivo diálogo Cass - Ida en Baldwin. "That`s how it is, baby".
El otro día escribí cuatro páginas de cuaderno, toda una teoría, a partir de los sistemas semiológicos de Barthes, sobre el diálogo en unas ocho páginas de Baldwin. Me parecía increíble porque la teoría se ensanchaba y ensanchaba y se convertía en aplicable al teatro y a la poesía. Tal vez más que una teoría es un marco teórico, un marco de análisis.
Baldwin, el encuentro entre Eric y Yves en el aeropuerto, esas breves ocho líneas; hacía tiempo que un encunetro no me emociionaba así. seguramente pòr la tendencia a considerarlos "clichés románticos" cercanos al kitsch. Pero el kitsch es una "actitud" hacia las cosas, no un atributo de las cosas. La "actitud" de Baldwin no me parece en absoluto kitsch y tal vez por eso el encuentro sea tan emotivo. Fin a Baldwin (Another country).


Lucía, Delhi
En Sunauli a pesar de haber pagado reserva de asiento tuvimos que viajar en la baca del bus durante 100 kilómetros, según la lógica india algo totalmente razonable pues el autobús estaba a rebosar. Por la tarde dejamos Nepal, compartiendo el compartimento con un grupo de "hombres bien" budistas realmente agradables con cuyas mantras, que repetían una y otra vez, nos dormimos y amanecimos. La mañana nos mostraba de nuevo los colores de India, sus últimos campos de arroz, los suburbios de los alrededores de Delhi... Me senté en la puerta de nuestro vagón viendo pasar India a imágenes por segundos, como quien recuerda un viaje o una estancia  en algún sitio mucho después de la vivencia recordada. La India se iba, buenos, mejor dicho yo me iba de ella (ella no se iría tan fácilmente) y mi viaje, esa primera toma de contacto, esa primera experiencia irrepetible y que en cierto modo, no lo sé seguro, temía perder, terminaba, el viaje había llegado a su fin.





Mario, El Chorrillo
Todo eso que yo considero que es la liberación del alma es rechazado por occidente que pretende que seamos máquinas perfectas con fórmulas de comportamiento adaptadas a cada situación, y ¿qué pasa cuando llegas a sobrevivir sin momentos de desparrame dionisíaco, de enloquecimiento? pasa que no encontramos nuestro verdadero ser y caemos en picado, siendo seres sin naturaleza, sin mundo interior... Hay millones de caminos, millones de sendas para guardar lo que nos queda de alma, unos lo hacen escribiendo, imaginando, desviando las tensiones por otros cauces. Yo creo en un yo que tenemos escondido, que es lo que nos queda de individuo, una especia de esencia. Y ese yo crece o se hace más visible con los viajes, en que la diferencia, la enorme distancia entre las diferentes culturas se pone frente a tus ojos y las más puras evidencias que en tu cultura son instantáneamente aceptadas son en otra rechazadas de la misma forma en que nosotros aceptamos aquello. No hay nada seguro, nada que sea una premisa cierta de forma absoluta, lo común en los humanos es la vida, la vida y su vivir.





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