India de nuevo
Del 5 al 10 de octubre de 1999
Agra
Esta mañana hemos paseado por la ciudad mongol de Fatehpur Sikri. Una bella luz iluminaba la arenisca roja de los edificios. Sobresaliendo entre ellos, un preciosos mausoleo de mármol. Estos edificios de mármol de Agra no producen la sensación de frialdad de los europeos; las celosías y los motivos florales incrustados o tallados hacen más cálida su belleza. En los alrededores, junto al esplendor de la ciudad, miseria, suciedad, pobreza; personas de todas las edades intentando machaconamente vender cualquier cosa hasta tener que decirles, casi gritarles, que quiero estar sola.
Orgía de colores, texturas y composiciones en las tiendas de los Ghats.
Todo lo que leo últimamente y gran parte de mis pensamientos tiene que ver con este país que no acabo de comprender, que a veces me enerva, a veces me entristece como el otro día en la estación de Varanasi, a veces me cansa pero por el que no siento rechazo alguno.
La historia y la situación social de India están regidas por la teoría del karma y la reencarnación. Es prácticamente imposible por parte del pueblo rebelarse, ni siquiera aspirar a una mejora social. Lo que tengo como una incógnita es saber qué ocurre actualmente entre la gente de la calle cuando han llegado influencias culturales, políticas, del modo de vida no sólo occidental sino de otros países asiáticos que están saliendo adelante. Leyendo el Bagavad Gita y otros textos antiguos pienso si no hay un cierto desprecio por la vida tanto por el que está en una buena posición económica o social como por el que tiene que salir de la pobreza.
Delhi - Amrisat
Madrugamos. Cada vez me gusta más esta hora del amanecer. Una luz tenue ilumina los campos y los verdes aparecen suaves, casi desvaídos. Es una hora mágica que dura muy poquito. Estoy muy a gusto, miro el paisaje, cruzamos algunas palabras, algún pensamiento en voz alta y leo, termino La India literaria, muy completo e interesante. Otro autor a leer: Eliade, Aspectos del mito, trata el tema de la literatura tradicional oral a partir de la mitología comparada.
El Punjab, zona con predominio de población sikh, es la región más rica de India, parece que, más que por los recursos naturales, por el trabajo y la capacidad de sus habitantes.
Alberto
Hoy, ya en Varanasi, de vuelta de un largo paseo por las callejas tintadas con los colores decadentes de la Venecia más húmeda (preciosas imágenes, colores, musgos, desconchones, amarillos tostados, rojos tabaco, gamas de ocres creados por el viento y la lluvia) veo derrumbarse definitivamente esa alegoría místico romántica que viví desde lejos y que me dejó la impronta de mi primer viaje a este país; hoy India ha terminado de quitarse esa careta que se vende en occidente envuelta en yoga y prácticas y pensamientos místicos. Los indios están orgullosos de su bomba atómica, Ghandi murió hace medio siglo, por sus calles circulan charlatanes y mafiososo a montones. Imposible volver a la inocencia de mi primera visión.
Guille, Cork
Magnífico, emotivo diálogo Cass - Ida en Baldwin. "That`s how it is, baby".
El otro día escribí cuatro páginas de cuaderno, toda una teoría, a partir de los sistemas semiológicos de Barthes, sobre el diálogo en unas ocho páginas de Baldwin. Me parecía increíble porque la teoría se ensanchaba y ensanchaba y se convertía en aplicable al teatro y a la poesía. Tal vez más que una teoría es un marco teórico, un marco de análisis.
Baldwin, el encuentro entre Eric y Yves en el aeropuerto, esas breves ocho líneas; hacía tiempo que un encunetro no me emociionaba así. seguramente pòr la tendencia a considerarlos "clichés románticos" cercanos al kitsch. Pero el kitsch es una "actitud" hacia las cosas, no un atributo de las cosas. La "actitud" de Baldwin no me parece en absoluto kitsch y tal vez por eso el encuentro sea tan emotivo. Fin a Baldwin (Another country).
Lucía, Delhi
En Sunauli a pesar de haber pagado reserva de asiento tuvimos que viajar en la baca del bus durante 100 kilómetros, según la lógica india algo totalmente razonable pues el autobús estaba a rebosar. Por la tarde dejamos Nepal, compartiendo el compartimento con un grupo de "hombres bien" budistas realmente agradables con cuyas mantras, que repetían una y otra vez, nos dormimos y amanecimos. La mañana nos mostraba de nuevo los colores de India, sus últimos campos de arroz, los suburbios de los alrededores de Delhi... Me senté en la puerta de nuestro vagón viendo pasar India a imágenes por segundos, como quien recuerda un viaje o una estancia en algún sitio mucho después de la vivencia recordada. La India se iba, buenos, mejor dicho yo me iba de ella (ella no se iría tan fácilmente) y mi viaje, esa primera toma de contacto, esa primera experiencia irrepetible y que en cierto modo, no lo sé seguro, temía perder, terminaba, el viaje había llegado a su fin.
Mario, El Chorrillo
Todo eso que yo considero que es la liberación del alma es rechazado por occidente que pretende que seamos máquinas perfectas con fórmulas de comportamiento adaptadas a cada situación, y ¿qué pasa cuando llegas a sobrevivir sin momentos de desparrame dionisíaco, de enloquecimiento? pasa que no encontramos nuestro verdadero ser y caemos en picado, siendo seres sin naturaleza, sin mundo interior... Hay millones de caminos, millones de sendas para guardar lo que nos queda de alma, unos lo hacen escribiendo, imaginando, desviando las tensiones por otros cauces. Yo creo en un yo que tenemos escondido, que es lo que nos queda de individuo, una especia de esencia. Y ese yo crece o se hace más visible con los viajes, en que la diferencia, la enorme distancia entre las diferentes culturas se pone frente a tus ojos y las más puras evidencias que en tu cultura son instantáneamente aceptadas son en otra rechazadas de la misma forma en que nosotros aceptamos aquello. No hay nada seguro, nada que sea una premisa cierta de forma absoluta, lo común en los humanos es la vida, la vida y su vivir.
Nepal
Del 22 de septiembre al 4 de octubre de 1999
Katmandu
Y correr y correr. Pero ya vamos a
parar. Después de los seis días de trekking descansaremos en
Pokhara. Esta vez batimos el record, en tres días siete autobuses,
cinco rickshaw, dos kilómetros andando y tres países. Anoche no
sólo no dormí en el autobús sino que tuve que hacer esfuerzos para
no caer rendida al sueño porque cada vez que el autobús daba un
meneo brusco mi cuello chillaba condenadamente. Así que un poco
abobada estoy. Lo siento por Katmandu, porque he andado por sus
calles sin demasiadas ganas, ni siquiera llegamos al centro histórico
de la ciudad. Otro año. Pasado mañana comenzamos, los cuatro ya, a
caminar por la zona del Anapurna.
Está bien eso de viajar como lo
estamos haciendo pero también me gusta pensar que en el invierno voy
a volver a mi música y a mi cine.
Kokhthanti, 25 de septiembre
Primer día de trekking. Aquí estoy
tan feliz, sentada en un banco después de siete horas de andar, al
lado de Alberto que lee el Ramayana. La primera parte del camino es
árida, con viento, no muy agraciada, pero a partir de Larjung, donde
comimos, el itinerario es mucho más bonito, recorre la orilla del
río subiendo y bajando entre los árboles. Cruzar el río fue una
aventura. Descalzos, nos metimos, algo más allá del centro del
cauce la corriente era cada vez más fuerte. Alberto me dio la mano,
Niman, el porteador, que estaba empezando a tener problemas se agarró
a Alberto. Y a partir de ahí, el susto, la corriente nos llevaba,
dimos la vuelta con dificultad sobre todo porque Niman, cargado con
nuestro macuto, no parecía ser capaz de moverse. Todo quedó en un
pequeño susto. Después la consiguiente broma y la tomadura de pelo
de Quique contando que Lucía gritaba: Ay mi madre! Mientras entraban
al cauce dispuestos “a dar la vida por nosotros” o, al menos, por
mí.
Dana, 26 de septiembre
Siete horas de caminata me han dejado
rota. El cuello sigue doliéndome. Niman se muestra cada vez más
confiado, nos llama papa y mami.
Sikha, 27 de septiembre
Todos olemos mal, dice Alberto. Me
mosqueo porque se mosquea, yo por lo que dice, él por mi cara, o al
revés, pero es un levísimo mosqueo. Todo marcha.
Está feliz, dice que la cabra tira al
monte. Yo estoy a gusto pero también me apetecen las ciudades y
viajar,
Él ya piensa en Cachemira y, viensdo
que no hay más montañas en el camino, vuelve a dudar entre Siria y
el Cáucaso.
Tichy comenta en su libro sobre India
La metamorfosis de la flor de loto, la necesidad de mirar con ojos
indios la prohibición india de tomar alcohol.Es difícil comprender
las situaciones ajenas a nuestra cultura occidental poniéndonos en
el lugar de las personas originarias del país en cuestión. Esta
mañana había una mujer desnuda hasta la cintura lavándose en una
fuente, unos cuantos hombres que estaban trabajando en el mismo lugar
no daban muestras de importarles lo más mínimo la escena. Me
produjo satisfacción la novedad pensando en la imposibilidad de que
algo parecido sucediera en cualquiera de los países por lo que hemos
pasado este año ¿No me sentía en realidad más cercana a esta
mujer como occidental que porque juzgase lógica la situación? ¿No
la estaba sacando de su civilización para incluirla en la nuestra,
en nuestras actitudes?
Tikedungha, 29 de septiembre
Última etapa. Mañana, tres horas y
media y un autobús a Pokhara. Se me hace raro viajar con Lucía y
Quique, me hace sentirme diferente respecto a cómo transcurre mi
vida, quiero decir que miro hacia atrás y casi me parece que es una
etapa acabada y el futuro algo distinto y esperándome para ser
creado, es una sensación agradable, sólo disminuida por la certeza
del final, del tiempo limitado que nos queda. Alberto habla de la
muerte con una naturalidad pasmosa cuando dice que total es decir
“bueno, ya está, hemos terminado”. A mí me cuesta mucho aceptar
el hecho de que no muramos cuando nosotros queramos.
Mario utilizaba una palabra que venía
a significar algo así como saber ver, abrir la mirada, entrar
dentro... Ahora leo en el libro de Tichy: “Según la concepción
hindú....sólo al identificarnos con las cosas, al unir nuestro yo
con la esencia del mundo, podemos llegar a comprenderlo por entero”.
Tiene algo que ver, Tichy habla del yoga pero lo que dice puede tener
otras lecturas más cercanas a mi vida cotidiana.
Pokhara
Lucái y Quique nos han dejado sobre la
mesilla un libro de poemas indios traducido por Tagore con una
dedicatoria y una foto, fruto de los primeros pasos de Lucía en el
laboratorio.
“En poco tiempo hemos aprendido la
importancia que tiene para un viajero su equipaje íntimo. Esperamos
más encuentros en tierras ajenas”. Me gusta el libro, huele a
viejo y sus páginas tienen el color oscuro del tiempo.
“Ella existirá durante toda la
eternidad” dice el Bagavad Gita refiriéndose al alma. En parte
sensación de angustia pensar que algo que forma parte de ti no va a
desaparecer nunca, también puede ser interesante seguir
experimentando durante un tiempo ilimitado.
Quique
La mañana es más fría que en el
valle del Ganges, la piel se seca, la ciudad se muestra totalmente
occidentalizada.
Caminamos por el Himalaya, bajo el
Anapurna. El viaje se está haciendo pausado, provechoso. Leer,
escribir, caminar, charlar se hace constante imprescindible del
recorrido.
Alberto
Probablemente echo de menos ratos de
recogimiento desde hace muchos días, también me afecta esta nueva
sensación de dinero disparado, no me deja tranquilo esta gente con
la que tengo que convivir: hoteleros, porteadores, interneteros, etc.
La sensación de privacidad ha desaparecido,
Ayer casi nos llevó el río; hoy
llovió parte del día, estaba todo muy bonito, un largo desfiladero,
varios puentes colgantes, algunas aldeas pulcrísimas, la niebla
decorando las laderas, una gran cascada, algunas fotos simpáticas de
críos.
Sería maravilloso encontrar una
historia; mirar y crear una historia como quien se asoma a un patio y
va entrando puerta tras puerta para encontrar el cuento y los
pensamientos de sus habitantes. Como vivir dos veces, dos
intensidades diferentes, un puñado de circunstancias ajenas capacces
de ponerse en pie frente al pasmo de un observador-escritor que pueda
ir abriendo aquello que ve, para en su contacto ser alumbrado por lo
nuevo.
Noche de aguaceros, por la mañana
llueve, la niebla está un poco más arriba de los tejados. A las
seis decidimos subir al Poon Hill. El Daulaghiri termina abriéndose
paso entre las nubes, el Anapurna se hace hueco en un agujero de
claridad. Bajamos mil quinientos metros de desnivel, es un camino
bonito, húmedo, lleno de altos rododendros, gruesos como árboles;
pasamos algunas cascadas.
Me sorprendió a veces la lectura de
Arundhati Roy, el modo de manejar los contrastes de la India rural en
relación con los superventas de los medios de comunicación, la
cultura del cine, la mezcla de una película esperada con eso que
sucede en torno. Pero en el fondo termina cansándome; el juego de
los despropósitos, las comparaciones reiterativas... Los personajes
vienen como teñidos, ya de entrada, subjetivizados, a veces
convertidos en muñecos o estereotipos por la escritura de Roy. Se ve
y se escucha a la autora con demasiada frecuencia.
Lucía
Tarde chispeante. Veo desde la ventana
de la habitación cómo la niebla baja se acerca al pueblo para
envolverlo en un par de horas.
Queda apenas una semana para finalizar
el viaje ¡Qué distinto a como esperaba! Mi visión de India es
otra, menos idílica y romántica, más realista y algo
decepcionante. Decepcionante por cómo se funciona en algunos
aspectos y cómo valores básicos que lees en sus libros parecen
perdidos, perdidos.
Nepal me ha enamorado, sí.
Nuestra ventana, la de hoy, da a una
zona de enormes cañas y árboles con hojas similares a las de bambú.
La de la otra noche nos mostraba un campo lleno de mazorcas. En menos
de una semana mi paisaje será el de casa: la sierra al fondo, los
campos secos y ya recolectados, la tarde y el sol- También es
bonito...
Guille, Cork
Pictura Poiesis. Bien, hagamos un
esfuerzo pictórico-literario y expliquémonos sobre el sexo en la
literatura con tres ejemplos: Stendhal (el sexo decimonónico),
Baldwin (sinceridad sexual), Miller (vulgaridadqueaburrimiento
sexual).
N=narración extra-sexual (es decir sin
sexo) SEXSO=sexso SEUDO=seudosexo
Stendhal: el esquema pictórico sería
el siguiente:
nnnnnnnnnnnnseudoseudoseudoseudonnnnnnnnnnnnnseudosedudoseudo
(hueco enorme) seudoseudoseudo
No es que el esquema diga mucho
visualmente: simplemente Stendhal deja caer los huecos, y por huecos
entiéndase huecos, vacíos de tiempo, pero antes te ha ambientado en
la escena. Es el esquema menos explicable porque no sabes a qué se
debe la sensación de “sexo” que tienes mientras estás leyendo,
y suponesw que se debe al hueco que se ha dejado. Pero hay otros
autores que dejan huecos (y cineastas también), y supongo que hay un
arte de dejar hueco, y Stendhal es un genio dejando huecos. Intento
pensar en un equivalente fílmico, seguro que algún clásico, pero
no se me ocurre ninguno. Y creo que el sexo va de mal en peor en el
cine.
Esquema para Baldwin (sexo-sinceridad):
nnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnsexosexosexosexo
Baldwin relata el sexo como si
estuviese viendo un paisaje, con toda sinceridad y además con
fuerza, tal vez por esa sinceridad precisamente. Me encanta el sexo
en Baldwi. Y más teniendo colores (especialmente blanco y negro,
pero a veces miel, carbón, chocolate) para las pieles.
Esquema para Miller (sexo-baaahhhhh)
sexosexosexosexosexoSEXOSEXOSEXOSEXO!!!SEEEEXXXXXXXOOOOOO!!!sexosexosexoSEXOSEXOSEXO
Es el esquema más vulgar que he visto
nunca, realmente resulta bostezable.
pues eso.
Dentro de un rato me voy a ver El
tercer hombre al Kino, no sé si
entenderé todo, en realidad sólo quiero ver a Orson Welles salir de
la oscuridad del portal con esa sonrisa de capullo, me pone la piel
de gallina esa escena.
Mario,
El Chorrillo
El
reloj se acerca peligrosamente a dar las seis. El cielo se engalana
con lentejuelas y una luna tenue ilumina todo el campo creando
contrastes en cada árbol, en cada arbusto. Es hermoso pasear con la
luna por estos campos y dejarse sorprender por una belleza que no
cansa. Es una belleza propensa a una melancolía alegre de las noches
para el recuerdo.
Before the rain
Todo
nace para ser repetido de una u otra manera, siempre en un escenario
igual y con peones diferentes. Estamos destinados a vagar por el
infierno que miles de seres recorremos, somos conscientes de tan
poco, de una tan pequeña parte de nuestro mundo que nos volvemos
egoístas y complicados tratamos de descifrar lo inexplicable cuando
la explicación de todas la cosas está ahí simplemente esperando.
Pero nosotros, tozudos, no somos capaces de aceptarla.
Bangla Desh
Del 16 al 22 de septiembre de 1999
De Kulna a Dhaka
Otra
preciosa entrada: Bangla Desh. Después de un trayecto en tren
(vendedores, prestidigitadores, cantantes), un ricksaw hasta la
frontera. En inmigración nos invitan a un té con galletas mientras
sellan los pasaportes. De nuevo un ricksaw y dos autobuses hasta
Kulna donde un tercer ricksaw nos lleva al puerto.
Hemos paseado a gusto por Kulna mientras esperábamos a que llegara el barco. Un empleado se convirtió durante unas horas en nuestro protector: vigilancia de los macutos, ayuda para sacar los billetes e incluso para comprar unas bananas y unos bollos. Después quería que le diéramos 30000 takas para sacar el visado a España y que le ayudáramos a encontrar trabajo. Tomamos unas cervezas juntos en cubierta y nos despedimos.
Es de
noche, el barco zarpa a las tres de la mañana. En el muelle barcos
de colores que van a salir a pescar, gente en el río.
Bonito amanecer. la cubierta está abarrotada de gente que se está despertando, toma un té o charla sentada en el suelo, Por el río barcos muy sencillos, alguno con una gran bandera que pone la nota de color en la luz metálica del amanecer. Al otro lado del río grandes playas verdes con algunos caballos en la orilla, al fondo una ciudad. Quiero volver a ver El río de Renoir.
He
hecho algunos retratos a mujeres, se prestan a ello con facilidad. A
mi lado una mujer joven (lo sé por la voz y la risa) totalmente
cubierta de negro salvo una pequeña ranura para los ojos pasa las
hojas de una revista con fotografías de mujeres sin velo, anuncios
similares a los de occidente... Viaja con ella otra mujer vestida con
sari y que se mueve con una libertad que llama la atención en un
país como éste.... Es curiosa la relación.
Terminé
el Ramayana. Me gusto con mi pañuelo hindú, mis pendientes, mui
pulsera y mi blusa amarilla de fabricación calcutiense
(confeccionada en una hora). Esta mañana hicimos una sesión de
fotosen las calles de Dhaka, llovía, había ricksaws al fondo. Era
lindo pasear bajo mi paraguas amarillo.
Los
perros se han ido. Los perros, Katia y Curry, connombres propios.
Especulamos con la posibilidad de que les hicieran algo para poder
entrar a robar o que de le escaparan a Mario y vuelvan en cualquier
momento. Pero ya es mucho tiempo sin comida ni agua., y está la
carretera...
Hoy
Alberto se ha quedado en el hotel y yo me he ido a por los billetes a
Chiliharti, en la frontera con India, y al Museo Nacional. Me sentía
a gusto saliendo sola, cogiendo un ricksaw o paseando por el museo.
Llevamos casi tres meses sin separarnos y esto también es bueno.
El
Museo Nacional de Dhaka da una idea global del país bastante
completa. Desde la geología hasta la guerra de liberación de 1971,
pasando por el mundo natural, etnológico, arqueológico y artístico.
La sección de botánica está montada de una manera simpática y
atractiva, hay una representación de todos los cereales, frutas y
especies que se cultivan en el país.
Bajo
nuestra ventana pasa una manifestación. Hace días hubo disturbios
en Dhaka por parte de los fundamentalistas y nacionalistas contra las
facilidades que se quieren dar a India para pasar sus mercancías al
este a través de Bangla Desh.
Extremo norte de Bangal Desh. Hermoso país con gente acogedora, un lugar para recomendar, paisajes nuevos, verde, agua y más agua... Me da pena marcharme.
Nos
cuesta mucho considerar nuestra cultura como una más, tenemos
tendencia a medir todo con el metro de nuestro supuesto progreso, y
las cosas no están tan claras. En sitios como éste pueblo,
Chiliharti, donde no hay miseria ni hambre ¿por qué pensar que
estarían mejor de otro modo? ¿con más luz, calles asfaltadas,
diversiones occidentales? En esta aldea, por cierto, hay dos
librerías.
A
recordar un pintor, Zainul Abedin, sobre todo sus dibujos al
carboncillo, una serie titulada Hambre, creada en los
años cuarenta, representando escenas de Calcuta y Dhaka, y un poeta,
Kazi Nazral, uno de los escritores más considerados en el país.

LADRONES y ASALTANTES (1922)
¿Quién te llama ladrón, amigo, quién te llama ladrón?
Todo alrededor, los asaltantes tocan a rebato y los ladrones gobiernan.
¿Quién es ese Daniel que juzga a los asaltantes y ladrones?
¿Hay alli alguien en el mundo quien no sea un explotador?
¡Oh Juez Supremo! Sujeta alto tu cetro,
porque los Grandes son hoy Grandes por robar a los débiles.
Mayor es el robo, el engaño o la explotación,
¡más alto es el estatus en el moderno mundo de las naciones!
Palacios se construyen con la sangre congelada de los súbditos,
capitalistas llevan sus fábricas destruyendo millones de almas.
¿Qué máquina diabólica es ésta que se nutre de carne humana?
Hombres y mujeres vivos entran pero salen estrujados como la caña de azúcar.
Las fábricas apisonan al hombre por millones
mientras llenan los millonarios sus copas de vino y sus maletas de oro.....
El mundo entero es una prisión y los ladrones sus guardas.
¿Quién te llama asaltante, amigo, quién te llama ladrón?
Tu sólo has cogido unas pocas monedas o quizás un jarrón.
KAZI NAZRUL
Guille,
Cork:
Ayer
por la mañana me pidieron que trabajase con Virginie: la chica
francesa que empezó el lunes pasado. Casi todo fue silencio durante
la mañana. Dificilísimo sacarle una palabra a esa persona bajita,
morena y de pelo corto que fuma Drum y que vino a Irlanda porque no
quería hacer segundo de matemáticas.
West
Beirut, lo mejor de la peli (que quería ser muy allá y no
lo era) el preludio de Bach al piano.Me pone los pelos de punta (o la
piel de gallina) esa pieza. Preludio en do mayor de El clave
bien temperado.
Fin
a Wharton (La edad de la inocencia).
Comienzo Otro
país, del negro - negrísimo - maravilloso James Baldwin. El sexo
en Baldwin. Hay algo de sincero en ello, de franco. No sólo en Otro
país. También recuerdo cierto breve, impulsivo pasaje en El
cuarto de Giovanni.
En
un punto entre la parada y la casa, se pueden ver los tejados de la
ciudad en una llanura, antes de la colina del fondo.
Lo
de los perros me deja mal cuerpo. Si no vuelven realmente los
voy a echar de menos.
Lucía,
Varanasi:
Benarés:
una larga estancia. Suelo adoquinado, ruido, campanas repicando
siempre a la misma hora, callejas, mezcolanza de colores. Enfermedad,
canciones, un mono se pasea por un edificio frente a nuestra ventana,
una vaca muerta flota en el Ganges, una niña se lava y juega. Otras
calles, algunas fotos, flores, saris, más rostros.
Quique, Varanasi - Calcuta:
Aunque
llevemos veinticinco horas en el tren los enjambres de cometas
suspendidos sobre los árboles me animan, son buenos embajadores de
Bengala. El hecho de que Calcuta muestre tal cantidad de cometas
alivia la entrada del tren en los suburbios. La luz del atardecer
hace más plácido el paisaje urbano.
Alberto:
Dhaka:
Las calles, el casco antiguo, son lo más notorio de esta ciudad. El
tráfico ha quedado colapsado por los ricksaws. Curiosos a cientos
por todos los lados.
Ejercicio
permanente el de viajar sobre todo por estas tierras donde la mirada
clara al fondo de un rostro oscuro mira y observa con una especial
fuerza que en occidente probablemente no encontramos. Sólo que a
veces es trabajoso, también se mezcla lo vulgar y lo reiterativo, la
curiosidad de la calle que llega a ser tediosa.
Calcuta
13 a 16 de septiembre de 1999
Llegada gris con matices
negros. Reconocía lugares fotografiados por Alberto hace 15 años.
Al principio quise hacer fotos... mi problema de siempre. Después,
por las calles cercanas a la estación ya no tenía ganas, me
apetecía caminar en silencio y ver. Creo que esa zona de la ciudad
es algo muy especial, diferente por completo a cualquier otra que yo
conozca, bien merece un paseo tranquilo y silencioso. Ver cuerpos
dormidos, hombres jóvenes lavándose de la cabeza a los pies en las
fuentes o en los grifos de las alcantarillas, un perro muerto, barro,
taxis amarillos y negros, niños de uniforme dirigiéndose hacia el
colegio, puestos de frituras, vendedores de té. Oler: agua
estancada, aceite frito. Oír: cláxones continuos. Todo al mismo
tiempo.
Quise ir al Centro de la
Madre Teresa en el que estuvo Mario pero Alberto me convenció de lo
contrario (Alberto: ¿a qué voy? Me siento como un voyeur de esos
con los que tan mal me identifico cuando viajo). Pasamos con
respeto y discreción por la extrema miseria. Demasiada gente que no
tiene una vida mínimamente decente.
Únicas las calles de
Calcuta. Al lado de la estación de Seedah hay un mercado. Punto
álgido. Acumulación prieta de ruido, color, olor... Porteadores
llevando en la cabeza inmensos cestos que tienen que levantar entre
cuatro personas.
No creo que pueda olvidar
esta ciudad y estas gentes. Es una ciudad para volver, para vivir de
nuevo sus calles.
Alberto:
Llegamos a las 5,30 de la
mañana, madrugada plena de blanco y negro, suelo mojado, brillo
metálico de la calle, grises múltiples sobre el puente de Howrah,
también algunos saris llenos de color sobre el plomo de las primeras
calles del barrio próximo a la estación.
Ando cansino y sin
curiosidad por entre las vitrinas decimonónicas del Museo Indio.
Hace calor, espero a Victoria en los corredores de la planta naja,
estoy frente a la galería de instrumentos musicales, sale de ella un
criajo de cuatro o cinco años cargado con otro de uno o dos en la
cadera. Esto me entretiene: mirar a la gente, adivinar algo de su
vida diaria, la regularidad de la vida en las calles de Calcuta pese
al alto grado de indigencia local... y seguir viviendo.
Guille, Cork:
Aquí cada
cierto tiempo tiene que llover, el cielo irlandés es matemático,
aunque este despejado llueve.
Reflexiones
de hotel:
Para que os
hagáis una idea y lo incluyáis en el presupuesto si os parece, la
noche en el hotel donde trabajo anda por las 150 libras (30.000
pelas), y ahora contrastad con lo que pagáis allí en Calcuta... no
me extraña que no te hagan las camas, mamá... lo que no sé es cómo
no tenemos que hacer alguna locura para compensar ese gasto que hacen
los clientes...
A veces
pienso en Melville y su Bartleby el escribidor (o el escribiente). El
que no lo haya leído que lo haga. El ambiente del hotel, en cuanto
al personal, es perfecto para el fenómeno Bartleby. Me explico.
Bartleby, en el relato de Melville, cada vez que su jefe le pide que
haga algo (el jefe lo hace como hay que hacerlo, con preguntas del
tipo: Bartleby, ¿podrías hacer tal y cual?), responde con la
oración "I would prefer not to" (preferiría no hacerlo).
Pues bien, en el hotel el tipo de peticiones que hacen los jefes son
todavía más apropiadas para ese tipo de respuestas, pues sus
preguntas incluyen al final un "por mí" realmente
desagradable. Es decir: "Fulanito/a, ¿podrías hacer esto por
mi?", lo cual es una total estupidez porque si no lo hace
fulanito, evidentemente no va a ser la jefa la que lo va a hacer,
sino menganito. Pues bien, si cada uno de nosotros respondiese con
ese "I would prefer not to" bartlebiano el hotel se iría
al garete, definitivamente, o se convertiría en una tiranía, de
nuevo, se convertiría en un 1984 revisited.
Excentricidades:
un hotel de cinco estrellas lo que hace es permitirle al cliente la
excentricidad, la que sea, pero más allá hay una excentricidad
abstracta, que consiste en que el cliente pueda pedir lo que quiera.
Esa es la excentricidad del cliente. Hay además una excentricidad
del empleado, que consiste en tener que hacer tareas como quitarle el
polvo a los rodapiés cada dos días... por favor, qué polvo pueden
tener los rodapiés en dos días, cuando resulta que prácticamente
ni dios pasa por los pasillos? Pues eso.
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