Deqen




 


8 de agosto de 1999

Mi chico dice que escriba, mi chico se va a afeitar. Está muy cariñoso últimamente, incluso esta tarde después de que se me saltaran las lágrimas con el dichoso tema de las bicicletas, los caballos, el miedo… no pensé que fuera a reaccionar así de tierno.

Hoy nueve horas de viaje por carretera de tierra. El paisaje imponente. Dequen polvoriento, sin gracia.

9 de agosto de 1999

Alberto está griposo, duerme. Acabamos de bajar de la zona del pico Meili, la única pena es no haber visto el pico, estaba cubierto. Nos quedamos atrás de una fila de turistas a caballo, subimos despacio por un precioso bosque. 




Bonitos retratos de un no menos bonito chaval en el templo situado bajo el glaciar. Contradicciones respecto al budismo reflejadas en la antítesis entre los monjes que piden limosna en los pueblos, de aspecto embrutecido y los que están en los templos, y algunos otros, sencillos y de apariencia más espiritual que aparentemente reflejan con más proximidad las ideas del budismo.




Un vaso de leche caliente y una siesta le han subido el ánimo. Está contento sintiendo sus piernas después del esfuerzo de la mañana.


Alberto:
La pista se embarra, encontramos en sentido contrario una larga fila de camiones hundidos en el barro. Tras una hora de forcejeos, van saliendo moviéndose como borrachos de un lado a otro de una pista cenagosa que se precipita inmediatamente en un vacío de más de mil metros de desnivel. Durante muchos kilómetros viajamos a paso de hombre, es un barro espero y profundo, siempre sorteando el precipicio, la montaña sigue cubierta de niebla. 


Guille, Cork:
Barthes: ¿integrar lo nuevo, las nuevas manifestaciones, en el camino cultural de la humanidad? ¿continuar la línea?


Mario, Calcuta:
No está mal dudar y aprender a ver el reflejo de ti mismo en otras personas, siempre que uno no llegue hasta el punto de torturarse.
Los momentos de ensimismamiento y tristeza irracional me han vuelto a abordar. Todo funciona, parece, todo está en orden pero hay ocasiones en que uno se lo busca.
Es bonita la sensación de salir después del final del trabajo tras haber echado una última mirada a mi abuelito segundo (duerme y mastica la comida que le he dado hace una hora, todo marcha). Salgo contando las bajas del día, y los nuevos que van entrando y las mejoras de unos y de otros y que éste y aquél se han ido ya restablecidos.


1 comentario:

Concha Signes dijo...

Tienes dos blogs muy buenos Victoria, vengo del badulaque de Ana y haciendole un comentario te he descubierto. Siento que no tengas seguidores, me ponia ya!. Te pondre un enlace en mi blog, así te tendre a mano.
Un abrazo
Concha