Bangla Desh


Del 16 al 22 de septiembre de 1999




De Kulna a Dhaka

Otra preciosa entrada: Bangla Desh. Después de un trayecto en tren (vendedores, prestidigitadores, cantantes), un ricksaw hasta la frontera. En inmigración nos invitan a un té con galletas mientras sellan los pasaportes. De nuevo un ricksaw y dos autobuses hasta Kulna donde un tercer ricksaw nos lleva al puerto.



Hemos paseado a gusto por Kulna mientras esperábamos a que llegara el barco. Un empleado se convirtió durante unas horas en nuestro protector: vigilancia de los macutos, ayuda para sacar los billetes e incluso para comprar  unas bananas y unos bollos. Después quería que le diéramos 30000 takas para sacar el visado a España y que le ayudáramos a encontrar trabajo. Tomamos unas cervezas juntos en cubierta y nos despedimos.

Es de noche, el barco zarpa a las tres de la mañana. En el muelle barcos de colores que van a salir a pescar, gente en el río.





Bonito amanecer. la cubierta está abarrotada de gente que se está despertando, toma un té o charla sentada en el suelo, Por el río barcos muy sencillos, alguno con una gran bandera que pone la nota de color en la luz metálica del amanecer. Al otro lado del río grandes playas verdes con algunos caballos en la orilla, al fondo una ciudad. Quiero volver a ver El río de Renoir.

He hecho algunos retratos a mujeres, se prestan a ello con facilidad. A mi lado una mujer joven (lo sé por la voz y la risa) totalmente cubierta de negro salvo una pequeña ranura para los ojos pasa las hojas de una revista con fotografías de mujeres sin velo, anuncios similares a los de occidente... Viaja con ella otra mujer vestida con sari y que se mueve con una libertad que llama la atención en un país como éste.... Es curiosa la relación.





Dhaka

Terminé el Ramayana. Me gusto con mi pañuelo hindú, mis pendientes, mui pulsera y mi blusa amarilla de fabricación calcutiense (confeccionada en una hora). Esta mañana hicimos una sesión de fotosen las calles de Dhaka, llovía, había ricksaws al fondo. Era lindo pasear bajo mi paraguas amarillo.






Los perros se han ido. Los perros, Katia y Curry, connombres propios. Especulamos con la posibilidad de que les hicieran algo para poder entrar a robar o que de le escaparan a Mario y vuelvan en cualquier momento. Pero ya es mucho tiempo sin comida ni agua., y está la carretera...

Hoy Alberto se ha quedado en el hotel y yo me he ido a por los billetes a Chiliharti, en la frontera con India, y al Museo Nacional. Me sentía a gusto saliendo sola, cogiendo un ricksaw o paseando por el museo. Llevamos casi tres meses sin separarnos y esto también es bueno.

El Museo Nacional de Dhaka da una idea global del país bastante completa. Desde la geología hasta la guerra de liberación de 1971, pasando por el mundo natural, etnológico, arqueológico y artístico. La sección de botánica está montada de una manera simpática y atractiva, hay una representación de todos los cereales, frutas y especies que se cultivan en el país.

Bajo nuestra ventana pasa una manifestación. Hace días hubo disturbios en Dhaka por parte de los fundamentalistas y nacionalistas contra las facilidades que se quieren dar a India para pasar sus mercancías al este a través de Bangla Desh.


Chiliharti
 


  
Extremo norte de Bangal Desh. Hermoso país con gente acogedora, un lugar para recomendar, paisajes nuevos, verde, agua y más agua... Me da pena marcharme.

Nos cuesta mucho considerar nuestra cultura como una más, tenemos tendencia a medir todo con el metro de nuestro supuesto progreso, y las cosas no están tan claras. En sitios como éste pueblo, Chiliharti, donde no hay miseria ni hambre ¿por qué pensar que estarían mejor de otro modo? ¿con más luz, calles asfaltadas, diversiones occidentales? En esta aldea, por cierto, hay dos librerías.






A recordar  un pintor, Zainul Abedin, sobre todo sus dibujos al carboncillo, una serie titulada Hambre, creada en los años cuarenta, representando escenas de Calcuta y Dhaka, y un poeta, Kazi Nazral, uno de los escritores más considerados en el país.




 LADRONES y ASALTANTES (1922)

¿Quién te llama ladrón, amigo, quién te llama ladrón?
Todo alrededor, los asaltantes tocan a rebato y los ladrones gobiernan.
¿Quién es ese Daniel que juzga a los asaltantes y ladrones?
¿Hay alli alguien en el mundo quien no sea un explotador?
¡Oh Juez Supremo! Sujeta alto tu cetro,
porque los Grandes son hoy Grandes por robar a los débiles.
Mayor es el robo, el engaño o la explotación,
¡más alto es el estatus en el moderno mundo de las naciones!
Palacios se construyen con la sangre congelada de los súbditos,
capitalistas llevan sus fábricas destruyendo millones de almas.
¿Qué máquina diabólica es ésta que se nutre de carne humana?
Hombres y mujeres vivos entran pero salen estrujados como la caña de azúcar.
Las fábricas apisonan al hombre por millones
mientras llenan los millonarios sus copas de vino y sus maletas de oro.....
El mundo entero es una prisión y los ladrones sus guardas.

¿Quién te llama asaltante, amigo, quién te llama ladrón?
Tu sólo has cogido unas pocas monedas o quizás un jarrón.

KAZI NAZRUL





Guille, Cork:
Ayer por la mañana me pidieron que trabajase con Virginie: la chica francesa que empezó el lunes pasado. Casi todo fue silencio durante la mañana. Dificilísimo sacarle una palabra a esa persona bajita, morena y de pelo corto que fuma Drum y que vino a Irlanda porque no quería hacer segundo de matemáticas. 
West Beirut, lo mejor de la peli (que quería ser muy allá y no lo era) el preludio de Bach al piano.Me pone los pelos de punta (o la piel de gallina) esa pieza. Preludio en do mayor de El clave bien temperado.
Fin a Wharton (La edad de la inocencia).

Comienzo Otro país, del negro - negrísimo - maravilloso James Baldwin. El sexo en Baldwin. Hay algo de sincero en ello, de franco. No sólo en Otro país. También recuerdo cierto breve, impulsivo pasaje en El cuarto de Giovanni.

En un punto entre la parada y la casa, se pueden ver los tejados de la ciudad en una llanura, antes de la colina del fondo.

Lo de los perros me deja mal cuerpo. Si no vuelven  realmente los voy a echar de menos.



Lucía, Varanasi:
Benarés: una larga estancia. Suelo adoquinado, ruido, campanas repicando siempre a la misma hora, callejas, mezcolanza de colores. Enfermedad, canciones, un mono se pasea por un edificio frente a nuestra ventana, una vaca muerta flota en el Ganges, una niña se lava y juega. Otras calles, algunas fotos, flores, saris, más rostros.




Quique, Varanasi - Calcuta:
Aunque llevemos veinticinco horas en el tren los enjambres de cometas suspendidos sobre los árboles me animan, son buenos embajadores de Bengala. El hecho de que Calcuta muestre tal cantidad de cometas alivia la entrada del tren en los suburbios. La luz del atardecer hace más plácido el paisaje urbano.



Alberto: 
Dhaka: Las calles, el casco antiguo, son lo más notorio de esta ciudad. El tráfico ha quedado colapsado por los ricksaws. Curiosos a cientos por todos los lados.
Ejercicio permanente el de viajar sobre todo por estas tierras donde la mirada clara al fondo de un rostro oscuro mira y observa con una especial fuerza que en occidente probablemente no encontramos. Sólo que a veces es trabajoso, también se mezcla lo vulgar y lo reiterativo, la curiosidad de la calle que llega a ser tediosa.